A la italiana

Corazón de tiempo,
duermes anidado en alas de paz,
infierno ahora es sueño,
descansan las manos del artista,
amortigua el dolor sólo el tiempo,
algunos ojos emanan tristezas,
se nublan los vidriales de la satisfacción.

Rostros rogando existencias,
madrugadas danzando,
el tiempo también espera,
la espera es viejo, es vieja,
un miércoles fue y no podrá,
como cualquier ganas,
se queda en marcha,
o va hacia ningún lugar.

Veo sobriedades peligrosas,
paseando a sus egos,
valientes hechos,
desde la enfermedad del bien,
no hay ansiedad positiva,
desde la invisibilidad al mundo,
las aventuras de todos miedos,
aburridos, inofensivos, superfluos,
cada uno de los peligros enseñan,
en la clase del sin terror,
crece el jamás con la edad,
un día al fin, me iré de mí.

Marcello Mastroianni & Daniela Rocca 1961