A aquella que es demasiado alegre. Charles Baudelaire.
Son bellos tu aire y tu figura,
como un paisaje fascinante.
La risa juega en tu semblante
como un viento fresco en la altura.
A tu pasajera tristeza
ofusca tu salud pagana
que, como suave luz, emana
de tus hombros y tu cabeza.
Los escandalosos colores,
con que iluminas tu silueta
dan a los ojos del poeta
la imagen de un ballet de flores.
El signo tu traje demente
de tu espíritu confundido,
loca que me has enloquecido,
niña que odio y amo igualmente.
-Una tarde, cuando arrastraba
dentro de un parque mi atonía,
sentí que, como una ironía,
el sol la piel me desgarraba,
y la primaveral belleza
tanto humilló mi corazón
que en una flor, sin compasión,
castigue a la naturaleza.
Así una noche, de sorpresa,
cuando la lujuria me ofusca,
quiero avanzar, sin ruido, en busca
del tesoro de tu belleza,
castigar tu carne sin mancha,
hollar tu seno perdonado,
abrir en tu flanco asombrado
una herida profunda y ancha,
y -¡encanto de dulzura cercana¡-
infundirte a través de aquellos
nuevos labios, aún más bellos,
y rojos, mi veneno.
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