Aves en la plaza
Hay lugares a los cuales los caminos no llegan,
hubo confusión cuando la soledad estuvo sola,
no entiendo a la sin razón, que no se equivoca,
tengo tatuado en mi hombro la única solución,
no es una canción, no son John y Yoko,
un sólo de manos que apalean al piano,
hay espinas que no hacen daño, casi alegrías.
Hallé la invitación a perderme de los males,
investigué en mis letras alguna pista somnolienta,
tengo mi poesía frágil, la debilidad que me acompaña,
un infinito verano que con navaja me corto el corazón,
en un pasillo mal iluminado confesé a tu ternura,
la necesidad del intento, mis deseos a tus deseos,
hay espejos, lienzos claros de tu alma encarcelada.
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