Al final no importa, la pase mejor en el piso.

La oscuridad de la noche volando por el alma de la locura,
una viejecilla de dientes relucientes mira hacia mi, hay ventana,
y saliendo de su casa la niña con un pañuelo limpia su aura,
entra la vida haciendo bulla por los espacios puros de tu persiana.

El chantaje traba la lógica del trueque, robándome a mi chica,
la reacción que tuve fue realmente la real, ahora vienen a buscarme,
fondo del mar donde poder sembrar mis árboles hacia ti bella cínica,
escucho los pasos del sol seguirme, yo perdido por encontrarte, anclarme.

Caminamos todas las grietas, una pareja que se ama olvidando,
nadie los mira, quien sabe donde encontrarlos difamando al amor,
sin importar lo que refleje el final, chacales hambrientos seguirán andando,
muditos de miedo, en sus brazos vacíos almacenando pijamas de temor.

Así es como el hierro forja algunas espadas que no matan,
espadas suicidas, sordas de las canciones para sus dioses ojos,
alfabeto en etéreo que escribe día a día, días idos,
desvalorizando el futuro en un ahora, donde las emociones asaltan.