Son diálogos de dos películas del Sr. Ingmar Bergman. Primero del Séptimo Sello nacida "Det sjunde inseglet"(1956) y luego de Sonata de otoño "Höstsonaten" (1978). Ambas películas ocurren en la profundidad del ser humano, todos los personajes cambian interiormente, y las dudas sin respuestas, sentimientos que construyen o/y destruyen, es Bergman entendiendo al ser humano, todo artista quiere ser un ser humano.
ANTONIUS: ¿Quién eres?
LA MUERTE: soy la muerte.
ANTONIUS: ¿Vienes a buscarme?
LA MUERTE: Hace mucho que estoy a tu lado.
ANTONIUS: ¡No me digas¡
LA MUERTE: ¿Estas preparado?
ANTONIUS: Mi cuerpo sí, yo no…Dame un plazo.
LA MUERTE: Pides lo mismo que todos,
pero yo no concedo plazos.
ANTONIUS: Sabes jugar al ajedrez ¿verdad?
LA MUERTE: ¿Cómo lo sabes?
ANTONIUS: Lo he visto en cuadros y canciones
LA MUERTE: Sí, juego bastante bien.
ANTONIUS: Mejor que yo no.
LA MUERTE: ¿Por qué quieres jugar conmigo?
ANTONIUS: Eso es cosa mía.
LA MUERTE: Tienes razón.
ANTONIUS: Déjame vivir mientras resista.
Si pierdes, me dejaras marchar.
ANTONIUS: ¿Me oyes? Dicen que eres un espíritu del diablo.
CONDENADA: ¿Por qué lo preguntas?
ANTONIUS: No es por curiosidad. Es por razones personales.
Quiero conocer al diablo.
CONDENADA:¿Por qué?
ANTONIUS: Quiero preguntarle sobre Dios. Si alguien conoce
a Dios. tiene que ser él.
ANTONIUS: Quiero confesarme sinceramente. Pero mi corazón esta vació. Y ese vacio es un espejo en el que me reflejo. Me veo y me sobrecoge el horror y el miedo. Las personas siempre me han resultado indiferentes. Y ahora me encuentro sin su calor…y vivo en un mundo de sombras…poblado con mis sueños y fantasías.
LA MUERTE: ¿caso quieres morir?
ANTONIUS: Sí, sí quiero.
LA MUERTE: ¿A que esperas?
ANTONIUS: Quiero saber.
LA MUERTE: ¿Quieres una garantía?
ANTONIUS: Llámalo como quieras. ¿Es imposible entender a Dios con los sentidos? ¿Por qué se esconde tras promesas oscuras y milagros no vistos? ¿Cómo creer en los que creen, si ellos no creen en sí mismos? ¿Y los que queremos creer y no podemos? ¿Y que ocurre con los que ni quieren, ni pueden? ¿Porque no puedo matar a Dios dentro de mí? ¿Por qué sigue vivo en mí a pesar de que le maldigo y quiero arrancarlo de mi corazón? ¿Por qué sigue siendo mi obsesión incomprensible? Quiero saber, no creer, saber. Quiero que Dios me estreche la mano, descubra su rostro y me hable.
LA MUERTE: ¿Le has llamado?
ANTONIUS: Le llamo en la oscuridad, pero es como si no hubiese nadie.
LA MUERTE: Es que quizá no haya nadie
ANTONIUS: Eso sería un horror inimaginable. Ningún hombre puede afrontar la muerte sabiendo que todo es efímero
LA MUERTE: La mayoría de los hombres no reflexiona sobre la vida y la muerte.
ANTONIUS: Pero un día debes enfrentarte a la oscuridad. De nuestros miedos tenemos que crear algo . Y creamos a Dios.
CHARLOTTE: ¿Eva?
EVA: ¿Sí mamá?
CHARLOTTE: ¿Me quieres?
EVA: Eres mi madre.
CHARLOTTE: Sí, también es una respuesta
EVA: ¿Y tú, me quieres?
CHARLOTTE: Te amo.
EVA: No es verdad
CHARLOTTE: ¿No recuerdas que deje mi carrera por vosotros?
EVA: ¿No fue por la lesión lumbar? Tocabas cada vez peor y las críticas eran cada día más negativas.
CHARLOTTE: ¡Eva¡
EVA: No sé que era peor, si cuando jugabas a ser esposa y madre, o cuando estabas de gira. Hiciste de nuestras vidas un infierno.
CHARLOTTE: Eva, ¡tú me odias!
CHARLOTTE: Ese verano fuimos felices, ¿no es así Eva?
EVA: No.
CHARLOTTE: ¿No fuiste feliz?
EVA: No, no lo fui.
CHARLOTTE: Pero, ¿Por qué? ¿Qué hice de malo?
EVA: Tenia catorce años. Volcaste toda tu energía en mí. Decidiste que me habías descuidado y tenías que remediarlo. Intentaba protegerme lo mejor que podía. Me acosabas con tus tiernos cuidados. No había detalle que se te escapara. Tenía escoliosis. Me pusiste a hacer gimnasia. La hacíamos juntas, pero solo atendiendo a tu lumbago. Se te ocurrió que me molestaba el pelo y me lo cortaste. ¡Fue horrible! Luego que me crecían mal los dientes, y me pusiste un aparato. ¡Estaba grotesca! Después, que era mayor. Que debía ponerme vestidos. Hechos a tu gusto. Sin pedirme opinión. Y yo, no me atrevía a negarme por miedo a enfadarte. Venias cargada de libros que yo no comprendía. Me obligabas a leerlos y luego teníamos que razonarlo juntas. Los explicabas y yo no entendía nada. Temía que descubrieras mi ilimitada estupidez. Me encontraba como paralizada. Hacia y decía lo que tu querías. No me atrevía a ser yo misma, ni siquiera a solas. Porque odiaba instintivamente todo lo que fuera yo misma. Fue horrible, mamá. Aún tiemblo cuando pienso en tus consejos. ¡Fue horrible!
EVA: Y luego llegó Stephan.
CHARLOTTE: No hubiera soportado otro niño.
EVA: Mamá, tenía dieciocho años. Yo hubiera podido cuidarle
CHARLOTTE: No lo hubieras conseguido.
EVA: Quería tener un hijo. Destruiste nuestra relación
CHARLOTTE: Es una sucia mentira. Te dije que tenías que esperar. Stephan era un cabeza de chorlito.
EVA: ¿Crees que lo sabes todo? ¿Estabas presente en nuestras conversaciones? ¿Te acostaste en nuestra cama? ¿Tienes idea de lo que estas diciendo? ¿Te has preocupado alguna vez de alguien aparte de ti?
CHARLOTTE: Si de verdad deseabas el hijo, no hubieras abortado.
EVA: ¿Cómo negarme? Estaba asustada, necesitaba tu apoyo.
CHARLOTTE: Has ido cargándote de odio todos estos años. ¿Por qué has callado?
EVA: Porque nunca escuchabas. Porque huías
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