15/5/07

Destina

El tren respira, se coloca los rieles y fuma,
en la plazoleta descalza en piedras ; Ramona,
conversa a las escondidas no mendiga caricias,
el silbato amigo, la mano que no encuentra su otra mano.

Salvo las desdichas, todos estamos listos,
la partida hacia algún lugar, talvez el sur,
empieza a andar a silbar con nube de lejanías,
que dulce palpitar el escapar del hogar,
correr hacia lo desconocido invitando al mal vivir.

Singapur, Rumania, Portugal, la casa de Bob,
el miedo al miedo, mi vacunita anti raíces,
tragedia; bomba atómica, semos siempre always tu, Eduardo y yo,
de regreso: Uganda, Togo, ¿Teseo en Perú?, de vacaciones mira tu,
a vuelta de cariño mis besos en tu vereda, en tu ventanita con ratón.

Y al fin el final, uno, dos, tres años de cien días,
Soledad, fortuna, el desayuno, piso para dormir,
la suerte incapaz de salirse de su razón,
de nuevo otra vez el recorrido volvió a ser distinto,
casi no cambio, casi sigue igual, el invierno no me ablando.

Camíno al desierto, agua de divorcios,
lisiados del alma, parches que no parchan,
las putas de Bolivar, el recuerdo de Cecilia,
¿Qué hay en común entre tu desazón y mi milagro Milán?
¿entre la tinta azul y tu corrección del bien?
respuesta: Besos al portador,silencio…
que despiertas al club.


*Última Mostra di Venezia de la década del 60. Pier Paolo Pasolini observa a Anna Magnani, diva indiscutida del neorrealismo italiano, que se divierte desplegando sus dotes actorales junto a sus amigos

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