Bastante desierto
Como un imaginario fantasma,
importancia adentro descansa,
todos los días son tuyos amor,
sigo volviendo, sigo yendo,
recorriendo miradas,
besando carne,
desfilan chicas por mi vereda,
entretanto dos pájaros negros,
sobrevuelan los escenarios,
de dos corazones solitarios.
He ganado tiempo y silencio,
cuando se alejan los pensamientos,
y gateo por los tejados de Dios.
Tengo siempre en mente el futuro que recuerdo,
la humedad amenaza a mi corazón,
y el sol que brilla con su lluvia encima,
le pincha con una tachuela el dedo gordo al diablo.
Infinita distancia sombra, hay entre dos seres,
que se burlan de la vida esperando en silencio,
empacan los sentimientos, piden aventón,
el movimiento menguante, de esta alma errante,
enganchado a las fuerzas que me hacen mal,
que me hacen bien y se ocultan entre nubes.
Anochece en mi cuarto y el espejismo se va,
implacables imágenes se limitan a mirar,
y el silencio escribiendo un manifiesto, decide;
acompañarme a la muerte y luego a la vida,
el espíritu sin cansancio mió,
rejuvenece este amor hacia ti.
Doy gracias a los amigos presentes,
a los sueños que me acompañan,
a la madrugada y sus juglares aves,
dos siempres, a que volveré sin olvido,
y veré el regreso, incendiando al mundo,
fuego en las venas de tus ríos cachetes,
donde hay tumbas de tristes salmones,
donde viven las maldiciones del amor,
de la salmona río abajo, galaxia abajo,
juega el destino con las posibilidades,
y a estas alturas, necesito subir mucho más.
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