El viejo cajón
Hay funerales, celebraciones a la muerte,
amistades ausentes y asientos color verde para la abuela,
ojos que miran al amor, como quien mira las nubes,
susurros a los altavoces del desierto, velas que no vuelan,
Promesas que expiran, que ya nadie las vende,
que ya nadie las compra, asesino de los sacrificios,
la melancolía de los domingos sin razón,
en la sala oscura tres mariposas vuelan,
acaricio la gloria con mis manos que destruyen,
estoy devastando, estoy devastado,
se aísla el corazón con la música en su papel de musa.
Fotogramas extintos, eternos, recorren mis pupilas,
frente al reflejo espejo está la figura de sal,
ese en quien me convierto cuando soy lo extraño,
cuando mis palabras ya no son mas que del viento,
no sé donde duerme la brisa,
buscare sus labios para partir al fin,
al comienzo de la vía láctea,
a caminar de noche todas las esquinas de la luna.
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