Que placer ir y venir
Que tarde es para llamarla y quererla querer,
ya es demasiado tarde para tener memoria,
para recolectar algún olvido, y va de nuevo,
el tic-tac de la emoción que aguarda,
que desea más claridad y algo de brisa consuelo.
El tiempo se fue de paseo, bicicleta roja,
recorriendo las plazas que sueñan sin rejas,
y caminan los descalzos, que extraño verlos reír,
es un caramelo levantado del suelo,
acostumbrado a los fantasmas el poeta,
no tuvo miedo para morir en la cruz.
a extraños labios con esa alma por dentro,
la importancia de ser y no ser,
a punto de jurar amor sobre la arena,
sobre agua de marea salada y viuda,
sortilegios que sus dedos delicados,
y sus pulmones humanos nunca dejaran.
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