18/8/07

El monstruo se fue. Foto By: Paolo Diminich

Suben al bus escolar los que van al manicomio,
bajan de las escaleras las sentencias sin justicias,
entran a cualquier hogar las enfermedades de los demás,
pujan y tiran de tu mente los desperdiciados en vender,
llegó algo para quedarse, y también se puede decir no,
llega algo para irse, y también se puede decir si.

Mil escaleras hacia la flor del valle más lejano de aquí,
dispara la mirada su sentir de amargura, ayuda a seguir,
el adiós con celos a la bienvenida, primicias de dios,
a sabiendas de lo irreal de su mentira,
el mundo entero calla felizmente el horror mundial,
con los ojos cerrados no se puede ser feliz,
tampoco sufrir es ningún buen plan,
antes de morir decidido estaré de vivir otra vez.

Llegó después de las tres de la mañana aquel temblar,
recordó como dejar de sonreír, como solía morir,
fue la mentira con sus raíces la que no la dejo ir,
y aunque siempre está sentada en la estación del tren,
nunca sube al tren que intuye la llevara lejos,
las veces que saludo con el flaco jefe de la estación,
ni el ni yo la podemos reconocer ya,
toda una extraña.

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