Vientos del bien

Un lugar lleno de luz de luna, donde el alma sea solo laguna,
semillitas que pertenecen al viento gritan a todo pequeño pulmón,
lo complicado y difícil que es crecer cualquier fuerte raíz,
brotes a favor de mirar por la ventana,
a lado del cielo, aquel nido que es refugio,
con viento y marea propio, dominó angelical y ebrio,
son los segundos que nunca olvidó, la memoria los amó.

Carne desnuda amante de ciertos artes,
la primera en la lista, la ultima de la lista,
se obligó el amor a disparar al cielo,
asustó a los cuervos, a los enamorados por dentro,
y no hubo ahí el artista para captar el momento,
memorizarlo en óleo y clavarlo con estacas al pecho,
desprender al corazón de sus venas y que sean los cuervos,
los únicos testigos de este amor que no pinta con gris.

Deseos sentenciados a cumplir, el azar delirantes,
que sobre el vino para inundar tu isla,
abran la boca y beban de la uva el carácter de dios,
ya se termino el perdón, se acabó la simpatía por morir,
llenas de extrañas colaboraciones calla el silencio,
se inflama la desesperación, almacén de celos al baúl.

Cayó el temblor con dolor de cabeza,
la tristeza necesaria para ser feliz,
internación violenta a dos mentes desesperadas,
pacto instantáneo a cualquier entidad,
designios manchados de extravagante soledad,
las flores del bien, las flores del mal,
que bello pañuelo que se abriga a tu cabeza.