Menbranas de la estación
La parada del tren, el mismo lugar tan distinto,
está la mujer negra volviéndose vieja,
y la antorcha ya no tiene quien la encienda,
alguien que no duerme caminado, sigue pensando,
vi al milagro del milagro arrepintiéndose de ser.
Quien la mire díganle que sigo siendo distinto,
que cambio y casi, casi soy idéntico al delirante,
amante del olvido, solo para recordar, piedra en rió,
te vi amándolo entre cizañas débiles, horizonte ignorantes.
Encuentro cielo fértil & inexperto del dolor,
y sin tropezarme todavía; planto la paz en bandera,
la única manera de ser honesto sin mentir ni perderse,
sabiduría en idiomas distintos al mío, al tuyo,
no hay horizontes en ningún lenguaje que desconozco
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