Serpiente emplumada
Dejar que los sentimientos vuelvan a llover,
las flores de mamá son amarillas y bien educadas.
Tendió su ser a secarse con la luna,
almacén de ofrendas, luces siempre atentas,
es la escasez del corazón el mayor precio a pagar,
tirados en la superficie del mar no paran de jugar,
Diablo y Dios en ajedrez febril, peón bombardeado por alfil.
Los truenos de un domingo despertaron algo en ti,
volviste a sentir el calor de vivir, ya no más curitas al corazón,
la risa que te da el morir,
libertad mental son los versos de tu guerra,
lo chiquita que te sientes cuando no logras dormir:
te sientas a escribir.
No existe ningún peligro enemigo, el peligro es alambre de flor,
detenté a metros del infierno, observa a los ojos de los enfermos,
de los descorazonados, distingue, si quieres, intenta ayudar,
pero por favor no te tardes más, apaga el infierno de una vez,
o al revés, incéndialo dos veces más,
algo acá necesita tocar, sentir, tu cara de ojos cerrados,
la alegría de tu imaginación al jugar, el público inerte sin corazón,
no nos pertenece a ninguno de los dos.
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