17/7/07

Todavía manteles sin quemar

Ruge el silencio en los jardines del mar celeste,
cuando buscaba un poquito de vida, se marchito el jazmín,
un abrigo sobre los hombros de los hombres sin misión,
albergue preferido del desterrado es un corazón independiente,
está sobrando en alguna mesa la necesidad del mundo,
también sobra por dondequiera inútil prisa y ceguera sin olfato,
desestima a mí corazón nena, díme siempre que no, siempre que sí.

Triunfó la calmada expresión, sentados a la oscuridad del sol,
recubrimos de ansiedad a las rosas que habitan en la altura,
es traición el dolor sin recompensa, aún lágrima bendita,
inmejorable oferta es el desamor, amor inmortal,
argumento guardado a las sombras de cualquier incendio,
todavía flota en lejano océano el resentimiento de mil años atrás,
las dinastías populares formaron de par en par,
esta amarga actualidad, quebradizo aire que respirar,
fue el monstruo de la inmortalidad el que beso a la realidad,
frágil, gris y dulce, delicada realidad se trastornó,
hubo su torre de marfil, en verano amaba el día del beso,
amanecer bohemio de dos seres en celo,
aquella noche, los cuerpos fueron solo almas ardiendo.

Sólo cuando estemos en el camino de regreso sabremos extrañar,
el frió se cubrirá de calor, temblor en tus pestañas, origen solitario,
detén tu día, atrasa el reloj, atrasa al sol, atrasa tu alrededor,
que corres y no me dejas acercarme, obsequiarte invisibilidad,
acampemos sin necesidad de argumentos, lejanía y fanta,
semos entre tu alma y mi alma mutuo amuletos contra males,
barrera intangible que no deja traspasar versos siniestros,
cuentos de hadas que terminan engañando, embaucando,
marqué en el árbol de la vida, un pedido, acaso un señuelo,
trampa solidaria y bien aventurada, pedido a ser escuchado,
es quizás mi estrategia para pedir perdón a la vida e irme a vivir.

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