29/7/07

San & Paz

Lo publique el 23 y lo termine de corregir el 25,
un minuto antes que el sol no marque la una,
la ultima mañana fuera del tiempo, ahora, dentro de otro,
donde se cruzan las energías en armonías,
cada cual a su intensidad, todo importa sin importar,
desplazándose cada cual a su propia velocidad, mental espiritual,
no es un problema no saber lo que otros saben,
no es un problema los otros, gritó a tus ojos almendrados.

La era del perfume, rockera esencia es el aroma en las orquídeas,
la década vivida por los niños de ocho talvez siete años, o menos,
que le alquilan a la calle, colchón con angustias y cartón,
siempre abierta la oficina de aquellos chicos, en verde en amarillo,
rojo es solo la oportunidad para imaginarlos, el clic, chau, chau,
amabilidad en la pagina de sociales, saluden ustedes a Mr Diablo,
carece de imaginación el espejo por las mañanas,
sin flores blancas, la gracia que tiene el despertar.

El frió de la playa, el frió sin visitas del cartero,
dos teléfonos mudos, que por suerte están desconectados,
la oscuridad que se mueve entre la vida y la muerte,
en salas de cine, escenarios a inventar, afición,
la constante característica que nos hace cambiar,
desnudarnos en paz, cortinas invisibles que bailan,
por la paz inocente, por la simplicidad al poder.

Firmo la petición que hizo Dios, candidato al retiro,
que si su papa quiere, se va de crucero en algún barco romano,
fue cadena perpetua, perpetua ansias de abrir los ojos de los ojos,
busca entre tus almohadas algún rastro de civilización,
la solución siempre llega casi al fin de cualquier problema,
no me tengas prudencia, no soy ni post y after, apóstol alter,
ese infeliz que siempre anda roído por la sociedad que el mismo es.

No te alejes tanto de mi, intuyes y atinas que pienso en ti,
desconfiando en mí como si en realidad fuera yo,
el indiscutible misionero de la calle mal vivir,
reflejo palidez al medio día, quizás una cerveza fría,
quizás durazno al limón, cuentos para sobrevivir,
hay ciertos parques que toleran el amor, otros que no,
las hojas que bailan con el viento, par de almas en llamas,
martillazos en el punto de cristal, besos que ahorcan al cuello,
un sinfín de fines, otorgo mis ojos a que les enseñen a mirar.


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