Noches sandalias
Despierta de tu largo letargo,
grita Enrique a orejas de marfil,
un desencuentro tenaz con final radiante,
cuatro pequeños vasitos cristalinos,
es el acercamiento perfecto de tus piernas,
mis músculos a la espera de descansar en ti,
el curioso bandoneón nos canta que ya son las nueve.
Desabróchame la delicadeza,
escuche de tu voz en la oscuridad,
guirnaldas de mentas para el amor,
mi corazón sacado de su menguado cajón,
pinturas que juegan a ser Van Gogh,
en la mitad de tus pechos la guarida secreta,
la impenetrable alcancía de dos corazones generoso.
Duerme ahora tu voz, respira ya la esperanza,
el piano te besa la frente, te arrulla en silencio,
tan cerca esta el suelo de tu cabello que lo pienso,
y ahora cierro la luz de seda, despacio me acuesto,
te abrigo conmigo, me abrigo contigo, la paz de hoy,
no despiertes ni te vayas, no dudes en hacerlo, tu sabes.
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