4/3/07

El amor de Dios en la Bahia

Descubrí el disfraz, la antesala del amanecer,
las posibilidades eternas, etéreas, vacías de sustancias.

Te vendí sin que fueras mía,
amnesia del día de mi suicidio,
recuerdo nacer vestido solo de voz,
cuello alto y tu falda tan blanca.

Esta oscuridad ofrece más, legitima guerra,
venganza espiritual, ofertas de octubre,
dando brincos, brillo, sentidos opuestos.

Amor profundo seduciendo al mundo y toda moral,
deseo mil secretos, que escapen de la prisión de mi bolsillo.

Espacio espacial tirados en la avenida,
cenicienta despeinada y viva,
que no se inclina que ni siquiera camina,
su foquito se quemo, mi mano no acudió,
despacio me aleje, extrañamente me acercaba mas.

Pidió perdón a los ahí presentes,
se vistió de esperanza, esperanza algodón,
subió al avión, cenicienta, jamas regreso.

La avenida cambio de nombre,
aquellas huellas, el viento las recordó,
en la ambición nadie se fijo,
que un corazón se escondía,
a la vista del universo, atrás del disfraz.

toque aquel ser,
absorviendo la teatralidad del director,
vestido de rock y amor,
creo que derrame dolor,
en tierras secas,
en sitios sin valor espiritual,
la elegancia vive en el tapete de la muerte,
sucede que creció vendiendo compañía de mentira.

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