Empezar por las espinas
Cada día necesito morir, en las noches duendes convencer,
caducar cada instante llevándolos a la bondad,
destruir torres de marfil, dormir con la fe de renacer,
las calles viven cuando humanos mueren a dormir.
convence a mi corazón, otras veces a mi dolor,
se empeña la vida también en vivir,
como un fantasma que al fin es feliz.
no pisare dos veces la misma piedra, ni moriré en paz,
solo intentando vivir. Doblé el ego,
lo llevé kilómetros lejos de mí,
maldita fuente insaciable de promesas, sube escaleras,
camina ante lo imposible. Frente a dios no es distinto,
dios esta enfermo y agobiado.
que no pierde ni pizca de fe,
jugare hoy a ser como una libélula que vuela.
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