Telon abajo
Llegaron noticias del otro lado,
de esquina Colon y Callejón Sin Salida,
no estaba yo en casa cuando el cartero llego,
cuando la carta arribó, tan de papel, tachón y rayuela.
Antes de que esa carta existiera para mí,
aunque ese sobre amarillo y grande dormía ya sobre el piso azul triste de mi habitación,
yo lo desconocía, siendo yo tan profesional,
en el arte del suceso, del fracaso, del go on,
dijo mi amiga que cuidado con su alma suicida,
alma sin venas sin cuello ni pulmón,
como se suicida un alma?, que pena el alma que se suicida,
quisiera una carta escrita por un alma,
por favor algún alma que sepa escribir,
no importa ortografía ni extensión,
el alma nunca va a entender sobre ciertas cosas,
la alma tiene la mirada errante, a veces se pone cuerpos,
alma sin tiempo ni dinero, tal vez, solo tal vez, un sombrero.
El sobre me esperaba, yo ignoraba, y ahí estaba,
un marcador negro y extranjero había escrito toda la información,
mi nombre escrito después del filtro de nuestros códigos,
en pequeño: una frase invisible y tan clara para mis ojos,
las cartas son testigos de nuestra futura soledad,
son mil años después los que han pasado, aquella primavera,
decía en letra inconclusa que todo sigue igual,
que al día de hoy sigues muriendo, de amor, de soledad,
con esperanza y magia mencionas a "viento del exilio",
tu Benedetti, mi Sabines, tus pedazos rotos, mi aguja con hilo.
Este poema no empezó bien,
esta siendo escrito al medio día del lunes,
los poemas siempre terminan,
y hoy me niego a terminar,
pero igual va a terminar,
que pequeño otra vez soy,
a mi poesía no le puedo quitar la muerte.
Hoy creo que voy a trabajar...
ya dejo la coca-cola...
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