2/6/07

Lady Jones drunk with the moon

Inclaudicable mujer cuando se trata de la música, cuando se trata de las notas,
hace mucho mucho tiempo, caminó sobre un pantano pisando en punta,
radiante en vida sin importar tanto barro, tanto desconocido,
encontró árboles que dan de fruto guitarras, guitarras enormes,
guitarras de marfil, de bronce, de tabla santa, de deditos tocar,
la felicidad de Lady Jones llegaba mas allá de la copa de los árboles,
donde las guitarras pertenecen solo al viento, lejos de dios, lejos del infierno.

Recordó mientras trataba de no morir, sus primeras notas al revés,
aquella canción que nunca entendió, que nadie logro explicar,
siempre exigió mucho más corazón, la entrega total a la canción,
caminaba volando en sus pensamientos, Lady Jones se quiso perder,
encontró en los rincones más tristes del musical pantano arenas de olvidos,
todas llenas de distintas cosas, de distantes materias,
impresionada, quieta, congelada Lady Jones, colgada,
ella nunca olvida nada, recuerda la melodia que escucho la noche que nació,
el olor del amor, lo mínimo que olvido; fue un perdón,
que todavía lo busca, que todavía no lo encuentra.

La luna quiso saludar a Lady Jones, le dio un beso,
le pidió por favor una canción, una canción feliz,
susurraba la luna casi llorando su infinita tristeza,
se acomodo en las copas de los árboles,
saco de un cráter una copa, de otro un Jack Daniel’s,
Lady Jones encontró una gran piedra, linda piedra,
la acerco porque estaba un poco lejos de la luna,
encontró bajo la piedra mis monedas de oro,
ni siquiera las tomo, arrastro la piedra bien cerca de la oreja de la luna,
se acerco al árbol mas verde y le pidió por favor una humilde guitarra,
guitarra en mano, se sentó en su cómoda piedra y a la luna le canto.

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