18/6/07

Fuga de las Brisas

Abriendo la puerta que no tiene números,
puertas de maderas nobles talladas a mano,
la belleza de la solemnidad del respeto de algún tiempo atrás,
la puerta que nadie nunca abre, porque no hay nadie.

Desde adentro la puerta no es la misma,
muestra sus zonas oscuras, su raíz vencida,
cobija y arropa de santos al confundido, a la desconocida,
sus imágenes evocan al carpintero bohemio,
música de bar para algún bosque que fue verde.

Los antiguos modernos igual murieron,
los modernos antiguos igual se fueron,
la puerta sigue siendo la misma, polvo en esquina,
no deseo esa puerta en mi paso, es muy impresionante,
como las de antes de la maldad, antes del duelo de dios.

El sentir de la puerta es melancólico,
su ruido que grita al abrir, que no se quiere ir,
es la voz que cultivo la puerta,
melancólica; siempre hola, siempre adiós,
brigada de lágrimas que buscan escapar,
sin mirar adelante, sin mirar atrás, la puerta siempre existirá,
y ella callada me escribe, que no le importa,
me despidió como a otro mas, feliz me aleje,
también sin mirar atrás.

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