Cuando el aire respira
Descansa el final con su cabeza en las almohadas del perdón,
antes de todas las medias noches,
después de cada beso derroche,
la voz de dos amantes desconocen cualquier adiós,
nueva bienvenida, querida luz a medias,
olvidada voz de seda, hay hastías protegidas,
hay espinas crónicas que devoran sin piedad,
noches encadenadas a la soledad.
El testamento para ahorita mismo, son los sentimientos,
combustibles de mis letras, cambió de papel la muerte con la vida,
inmenso destierro al castillo del terror, y en escombros vivos,
entre besos, sonrisas y cortinas de algodón, te pierde dios,
hay en el viento de tu alma un ave,
que ya no repite sus coplas a tus ojos alas,
tropezó la luna en tu baúl y su candado,
me regalo la vida, el mar y sus olas,
cayo del imaginario tu olvido a mis personales infiernos.
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