Ética y privilegio
Amor, sufrir, besar, amor,
dice Andrés, aquel desconocido amigo,
conocido diez mil meses atrás,
acaso tiene razón y también superó,
a la razón y a la envidia, no al eterno dolor,
que despliega sus largas alas,
malévolas y lenguas de fácil decir.
Floreció la vida, hay todavía la sombra,
de febrero, que no miente por mentir,
y el siempre desgastado abril,
que espera bajo la lluvia mil horas perpetuas,
intento sabiendo que voy a fallar,
a los amigos y a todos mis hermanos,
que todas las horas son las únicas,
que mi tiempo se acaba, mi vida igual,
y el pasado se delimita en quizás.
Espera suerte la muerte y las preguntas,
misericordias en voces perversamente humanas,
todos mis antepasados tienen miedos y culpas,
Eduardo solo eligió, pasarlas de largo,
no hay furtivas visitas a nidos en invierno corazones.
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