25/12/07

Medio Vaso en la garganta

Miraron mis ojos apenas unos segundos,
en tanto, el testimonio ambulante del viento,
captura en su piel el aroma de los segundos juntos,
la vaina ensangrentada de un cuchillo que no ha mentido.

Reina la mezcla de confusión en su tetera el seguir,
no saben escribir sin beber todos los testigos de la divinidad,
cada vuelta al mar descansa en la memoria de los peces,
sin techo como casa ni paredes como jaulas.

Derrama sus sudores el día cobre, en rojos labios,
demasiado temprano se largo el infinito,
llego a cualquier meta sin tomar al cielo en cuenta,
como si no existiera la mágica solución total universal.

Ahora abraza la eternidad al para siempre,
como una pareja actual partida en mil,
sube la espuma a la frente del fuego,
y los atardeceres piden permiso para ir.

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