8/12/07

Perder la importancia. Viaje a Ixtlan

“Dijo que yo debía curvar suavemente los dedos mientras caminaba, para conservar la atención en el camino y los alrededores. Asevero que mi forma ordinaria de andar debilitaba, y que nunca había que llevar nada en las manos. De ser necesario trasportar cosas, debía usarse una mochila o cualquier clase de red portadora o bolsa para los hombros. Su idea era que, obligando a las manos a adoptar una posición especifica, uno era capaz de mayor energía y mayor lucidez”.

“Lo que antes viste no era un acuerdo -dijo-. Los cuervos que vuelan o graznan no son nunca un acuerdo. Eso fue una señal!”

“Te tomas demasiado en serio -dijo despacio- . Te das demasiada importancia. ¡Eso hay que cambiarlo! Te sientes de lo más importante, y eso te da pretexto para molestarte con todo. Eres tan importante que puedes marcharte así nomás si las cosas no salen a tu modo. Sin duda piensas que con eso demuestras tener carácter. ¡Eres un débil y arrogante! “

“La arrogancia es otra cosa que hay que dejar, lo mismo que la historia personal”

“El mundo que nos rodea es muy misterioso -dijo-. No entrega fácilmente sus secretos”.

“Ahora nos importa perder la arrogancia. Mientras te sientas lo más importante del mundo, no puedes apreciar en verdad el mundo que te rodea. Eres como un caballo con anteojeras: nada más te ves tu mismo, ajeno a todo lo demás”.

“No importa lo que le digas a la planta -dijo-. Lo mismo da que inventes las palabras; lo importante es sentir que te cae bien y tratarla como tu igual”.

“Anda, háblale a la plantita -me instó- . Dile que ya no te sientes importante”

“El mundo que nos rodea es un misterio -dijo-. Y los hombres no son mejores qué ninguna otra cosa. Si una plantita es generosa con nosotros, debemos darle las gracias, o quizá no nos deje ir”.

Conversaciones entre Charly Castañeda y Don Juan

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